jueves, 21 de agosto de 2008

Siniestro destino


No hay palabras, tan sólo lágrimas evaporadas al unísono de 153 almas que han hallado su libertad al punto que despegaban rumbo a las merecidas vacaciones, unas almas que ya no viajarán nunca más, al menos a bordo de sus efímeras vestiduras, su último y siniestro destino, el cielo. Almas de hombres y de mujeres, de amantes y de amigos, otras tantas de inocentes criaturas ¿por qué? qué culpa tendrían ellos que apenas habían nacido. Maldito sea el azar que no distingue entre ricos y pobres, peor aún, entre mayores y niños, que no se casa con nadie porque no tiene sentido. Pobres familias desfallecidas, ni un último adiós en sus labios, ni un último beso en su boca, ni tan sólo un te quiero mi niño, todo tendrán que tragárselo porque así estaba escrito. Un abrazo de desconsuelo para tanta rabia contenida, lo escribo como lo siento y lo siento como lo digo, sirva ésto de despedida para los que encontraron de un modo tan atroz el final de sus caminos. Hasta siempre y por siempre, queridos y amigos :´(

Aquiles

2 comentarios:

Rorro dijo...

AMÉN !!!... que en PAZ, DESCANSEN.

Noelia* dijo...

Buena reflexión, y triste... desgracidamente triste, como el hecho en sí...