Sentimientos sin heridas en el barco de vapor, entre la estela del pasado y un futuro prometedor navegan las olas merced de la marea. La atmósfera se antoja ligera, desnuda frente a un tapiz de nubes anticipando la mañana. En el interminable amanecer un fragor de pájaros a contraluz conforman al unísono una bella entonación, anuncian la llegada y despedida o el regreso y la partida de un hipotético nuevo amor.
Sintonizando el amor una onda se disparó, de frecuencia modulada, directa al corazón. En el dial reverberaba como el timbre de una voz, pero ya con la antena subida en su máxima extensión no llegaba bien el sonido por culpa de la estación. No era motivo para la rabia ni tampoco para la pena, pequeñas interferencias entre tu emisora y mi receptor, nada por lo que preocuparse, tan sólo una canción.