Aquiles: Desnudo, me siento desnudo, acabo de salir y siento frío, siento frío y me siento desnudo... Una enorme sensación que no puedo definir se apodera de mí, alguien me sostiene, no le veo pero me abraza. De pronto, un dolor punzante me hace llorar, grito lo más fuerte que puedo, todo está al revés y no encuentro la orientación; la verdad es que me siento pequeño, muy pequeño, tan pequeño que tengo miedo, más que miedo, siento auténtico terror.
Acabo de nacer, es mi primer contacto con el mundo, parece increíble, pero es cierto. Así de frío y de doloroso, nacer es, básicamente, una desagradable y traumática experiencia. Si lo hubiese sabido igual me quedo donde estaba, el tranquilo, cálido y seguro vientre de mi madre. Bromas aparte, un nacimiento es el primer paso por un camino, arduo pero entretenido, lleno de obstáculos pero, a la vez, de regalos. El primero, el regalo de la vida, una y sólo una, única, personal e intransferible, una vida vacía que tenemos que llenar a base de experiencias y emociones, que vamos enriqueciendo hasta colmarla de deseos, momentos y amigos.
Esto no es un cuento, ni ninguna reflexión. Este juego comienza y te invito a la función.
