martes, 8 de julio de 2008

Historia de un sentimiento

Una pena me aflige y, atravesando mi cuerpo dolorido, me recuerda todo lo efímero de este puto sinsentido. Maldita sea la emoción que más oprime y que más desgasta, que arrasa con la alegría, invadiéndome (ay...!) hasta el alma -un porro "pa" mi garganta- La cosa se matiza, ya no es tal la paliza, comenzamos a superarlo virando hacia algo más liviano. La brisa de la noche parece limar lo que llagaba mi pensamiento -una llamada- Y todo se descarga, la insoportable levedad del ser que hasta entonces me aplastó, recobra su forma habitual y se materializa en la razón.

...A...