martes, 24 de junio de 2008

Reset yourself..!

reset... CTRL+Z... en el mundo virtual tenemos mil y una maneras de deshacer los errores, en cambio, en el mundo "real" nos vemos obligados a apechugar con las inevitables consecuencias de cada acto que protagonicemos. No es justo. Nosotros, es decir, esos seres pequeñitos que poblamos esta inmensa tierra y tenemos la capacidad de cagarla tantas veces seguidas que da hasta miedo, somos los creadores de la informática, los que hemos puesto los pies en la luna, llevado una sonda a lo más profundo del universo, hasta clonado seres vivos con vete tú a saber qué fines y, en la práctica, no somos capaces de aprender de los más pequeños errores que afectan a nuestra existencia. Cada vez que cometemos un error en el mundo virtual, no pasa absolutamente nada, todo es subsanable. Basta con echar mano del “backup” de turno e ir brujuleando hasta encontrar el estado exacto en que habíamos dejado el asunto antes de pifiarla. Así de fácil. Así de sencillo. Pero, en cambio, si en un momento determinado la cagamos en la vida terrenal, básicamente empezarían a producirse una serie de reacciones en cadena, en la mayoría de los casos incontrolables, que nos llevarían irremediablemente hacia un gran problema que habríamos de solucionar aplicando el ingenio, picaresca o “buenhacer” en cada caso. Hay quien nace con esas cualidades y no le supone un gran esfuerzo, pero hay quien lo hace sin ser dotado de ninguna de estas características de serie y a éstos no les vendría mal un "botoncito" que les devolviera a ese estado sin mácula, que es el de modo a prueba de fallos.

El mundo virtual, fuente de conocimientos, reflejo de nuestros defectos y virtudes, caja de pandora contenedora de nuestros más bajos instintos y mejores deseos, en siendo construido por el hombre consciente de sus defectos, es el único poseedor de ese privilegio, ese don divino que es volver atrás sin más. El tiempo no cuenta, un día deshecho en un solo gesto...