miércoles, 27 de agosto de 2008

Night´s wishes

Una apacible música fluye como una ligera melodía que acaricia cada rincón de la habitación. El aire, recalentado por las vicisitudes de estos días calurosos del verano se hace cada vez más pesado y ella se encuentra recostada entre los pliegues húmedos de las sábanas calientes, efecto claro de la suma de cuerpos entrelazados por un deseo ardiente y la pasión desmesurada dibujada en un lienzo corriente. Borracho de pensamientos obscenos me dispongo a beber el último trago de un secreto apagado en el cenicero de mi ansiedad. Descansa plácidamente y yo muero en silencio, anegado por una sombra que envuelve todo en el misterio. Y el tiempo no pasa, cuando la miro, despierto, cuando la abrazo, descanso, cuando la beso, reviento. Poco a poco desmoronándose va la noche, desbaratado por causa de la visión de su pecho desnudo, dulcemente aprisionado entre sus brazos y un profundo sueño.

...A...

Silencio, se vive

A veces no entiendo nada y a veces lo entiendo todo sin saber por qué, parece que todo está en orden, ¿lo está? no lo sé. A poco de cumplir 32 es posible que mi alma y corazón se hallen es un estado de semiamnesia con respecto al pasado pero con la vista puesta en el futuro, anestesiados por el efecto balsámico del cariño encontrado y, sin querer mirar atrás, creo, leo, paseo y escribo sin importarme nada las consecuencias inmediatas de lo que digo. Las siento en forma de tranquilidad, las noto en la medida en que las cosas que antes me superaban ahora no me alcanzan. Estaré haciéndome mayor, o viejo me dicen por aquí y yo me río. Nunca había estado tan vital ni me había sentido igual, nunca había sido capaz de hacer tantas cosas a la vez sin caer en la monotonía, ora empujo a la vida, antes me empujaba ella a mí, o mejor, me precipitaba. No recuerdo cuándo ni cómo comenzó esta transformación, sólo sé que sucedió, tenía que hacerlo, se hizo y se acabó. Comenzando una nueva era en mi propia historia sin terminar pienso que, siendo el dueño, señor y guía de mi camino, he de ir proyectando nuevas ideas que refuercen la dirección de esta nueva andadura entre el confín de mi vida pasada y la presente, encarrilando el tren hacia el futuro, próximo destino, con total seguridad en mí mismo, sin dudas existenciales que empañen el cristal de la locomotora ni eclipsen el paisaje del trayecto por y para el que vivo.