miércoles, 14 de febrero de 2007

En 13 y martes, ni te cases ni te embarques

Un día especial, lo era para mi abuelo, 13, el día de su suerte, lo llevaba en un llavero. Desde aquí quiero dedicarte estas líneas, porque aunque no puedas leerlas, sé que desde algún lugar puedes percibir cada movimiento que hago, cada decisión que tomo, cada momento de mi vida. Siempre quisiste verme crecer, pero ese deseo no se te cumplió, maldito cáncer. Pero eso no ha impedido que yo haya crecido y que siempre te recuerde con cariño. Por cómo te portaste conmigo de pequeño, la manera en que te escondías pretendiendo asustarme con esa vieja piel de zorro, a gatas por el oscuro y estrecho pasillo, por tratarme como a un niño y jugar siempre conmigo, además por muchas más cosas que no digo, por todo, gracias abuelito.