lunes, 28 de julio de 2008

País del olvido

Adónde irán las palabras acalladas? Adónde van los besos relegados? Adónde, si es posible saber, irán las caricias desechadas? Me gustaría conocer el país de las cosas olvidadas, pasto de las carcomidas agujas del tiempo, debe ser un lugar para el reposo del alma. Tierras vastas del pensamiento, agujeros negros de la memoria donde todo pudo ocurrir pero nunca ocurrió. Amores olvidados, congelados en algún lugar de nuestra mente, son ahora recuerdos lejanos, de un siglo o más. Experiencias embriagadoras convertidas en imperfectas piezas de un puzzle que no puedes terminar, o quizá sí, pero eso no lo sabrás. Analizando el presente nos asaltan a la mente vagos recuerdos impertinentes, de esos que nunca se acaban de marchar, como un deschonchón en la escayola o una humedad en la pared (...) Esa es la vida, sin billete de vuelta, sin retorno, sólo de ida, es un ínfimo ahora que pronto será el recuerdo de un antes y el preludio de un después que nunca llegará a ser.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno olvida sin darse cuenta, pasa, simplemente pasa, y no somos conscientes de ello hasta que por un momento recordamos.

Olvidamos y olvidamos.Y así, olvido tras olvido, vamos acumulando cientos de ellos.
¿Por qué olvidamos? ¿No calaron tan hondo en nuestros corazones? ¿O en algunos casos es porque recordar nos supone dolor y por eso preferimos olvidar?

Sea cual sea el motivo del olvido, a mi me gusta olvidar algunas veces. Muchas de ellas porque es un mecanismo de ayuda para la mente, sobre todo si son cosas que hacen daño ya sea hacia uno mismo o porque no olvidar te implique no perdonar. Otras, son buenas porque si llegas a recordar, vives ese momento con una sonrisa serena y llena de añoranza sana.

chema royo dijo...

Creo que nunca olvidamos, aprendemos a construir muros internos contenedores de emociones inútiles en nuestro presente. Almacenamos lo que nos interesa y desechamos lo que no, por eso al final sonríes, como dices, con añoranza, porque sólo recuerdas lo que quieres recordar. Y es que el inconsciente juega mucho con la memoria, cambiando el tiempo, las compañías, los lugares etc... Y llegado a este punto, cómo puedes fiarte de algo tan impreciso? Lo mejor será ir aprendiendo a improvisar recuerdos perfectos para que nunca tengamos que olvidar nada de lo vivido.

Los besos que perdí,
por no saber decir:
"te necesito".
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido,
una vez me contó,
un amigo común, que la vio
donde habita el olvido...

Lo sé, pero viene al pelo.